Disculpen ustedes mis lectores, este pequeño desahogo, pero “cuando uno tiene motivos de quejarse de un amigo, conviene separarse de él gradualmente, y desatar, más bien que romper los lazos de la amistad” Nuestro primer adiós fue un martes negro, ese 4 de Abril en el que decidiste vivir sin mi. Recuerdo que lloré todo el día, toda la semana, todo el mes y, sin mentir, todo el año (mi peor año), no te pude sacar de mí en tanto llanto. Te vi, cada día después de eso te vi y aun no se que tan loca fui para verte así. Estuve ahí, unos días después, decidiste subir a “otro bus”, coger otro avión. Cómo me dolió! y todos los días te vi, lejos de mi, cerca de ella. Fue cuando decidí, ser tu amiga y olvidarme de mí. Era evidente que ya no era de ti, pero estabas ahí. Un agosto 15 encendiste mis ojos acuosos con un “te amo” a escondidas, “recuerdalo, por favor, será el ultimo en muchos años que vienen”. Me creíste Penélope y si, te creí capaz de cumplir. Deje de llorar por un día, el día en que...
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Hugs again!!