No encontré las palabras precisas para decirte esto en el momento justo, pero a veces la poesía es necia y se esconde en mi mente.
Día 1:
Te encontré, el corazón brincó, yo sonreí y te miré, me miraste,
las razones sobraban, El corazón bastaba y se acobardaba.
Nos acercamos, nos hechizamos, surgió el amor que esperaba.
Ahora sólo espero que no sea una alerta vana.
Día 2:
Dormí con tus recuerdos en mi almohada,
Soñé tus sueños y te encontré en mi camino,
Ese fue un sueño divino sin deidad,
Como quisiera volverte a encontrar,
Mañana a la misma hora me voy a acostar.
Día 3:
Esta tarde, al ver llover, recorrí cada gota de lluvia,
Cada arcoiris encapsulado entre el sol y el agua,
Cerré mis ojos y, como ventanas, me llevaron hacia tu mirada,
Parpadeo e indeleble te encuentro en mis pupilas.
Día 4:
Me llamaste, hablamos, conversamos de todo y de nada,
Me invitaste, anonadada acepté, me reí, volví a reír.
El día no bastó para sentirme feliz, feliz de ti y por mi.
La noche brincó, la mañana salió, llegó la hora.
Día 5:
Te encontré –Hola- Sonreí. –Vamos- me dijiste.
Caminando por el asfalto mojado de esta pequeña ciudad de dos.
Encontramos el momento, tocaste mi cara con tu mano fuerte,
Me acercaste a tu rostro –¿cómo? ¿Mi primer beso?- No te quería detener.
Mi miraste, te miré, toqué el cielo por primera vez.
Por primera vez vi que tus ojos tenían un poco de verde y café,
Vi que tus labios eran perfectos para mis pequeños labios.
Noté lo hermoso de tus manos entre las mías.
Ese momento, agudo, consentido, tierno y franco
me enseñó la importancia de ti en mi vida.
Ese momento, sólo ese momento, podría dejarme viva.
Ese momento, pequeño en un reloj, fue pura poesía.
Día 1:
Te encontré, el corazón brincó, yo sonreí y te miré, me miraste,
las razones sobraban, El corazón bastaba y se acobardaba.
Nos acercamos, nos hechizamos, surgió el amor que esperaba.
Ahora sólo espero que no sea una alerta vana.
Día 2:
Dormí con tus recuerdos en mi almohada,
Soñé tus sueños y te encontré en mi camino,
Ese fue un sueño divino sin deidad,
Como quisiera volverte a encontrar,
Mañana a la misma hora me voy a acostar.
Día 3:
Esta tarde, al ver llover, recorrí cada gota de lluvia,
Cada arcoiris encapsulado entre el sol y el agua,
Cerré mis ojos y, como ventanas, me llevaron hacia tu mirada,
Parpadeo e indeleble te encuentro en mis pupilas.
Día 4:
Me llamaste, hablamos, conversamos de todo y de nada,
Me invitaste, anonadada acepté, me reí, volví a reír.
El día no bastó para sentirme feliz, feliz de ti y por mi.
La noche brincó, la mañana salió, llegó la hora.
Día 5:
Te encontré –Hola- Sonreí. –Vamos- me dijiste.
Caminando por el asfalto mojado de esta pequeña ciudad de dos.
Encontramos el momento, tocaste mi cara con tu mano fuerte,
Me acercaste a tu rostro –¿cómo? ¿Mi primer beso?- No te quería detener.
Mi miraste, te miré, toqué el cielo por primera vez.
Por primera vez vi que tus ojos tenían un poco de verde y café,
Vi que tus labios eran perfectos para mis pequeños labios.
Noté lo hermoso de tus manos entre las mías.
Ese momento, agudo, consentido, tierno y franco
me enseñó la importancia de ti en mi vida.
Ese momento, sólo ese momento, podría dejarme viva.
Ese momento, pequeño en un reloj, fue pura poesía.
Comentarios