Era una escena tremenda y desgarradora: verla a ella ahí, mutilada por mi culpa, desprotegida ante la piedra que mi mano sotenía, indefensa ante mis golpes en su pancita, pero no aguantó más el dolor y cedió ante el martillo implacable, se rompió su barriguita de barro y me dejó sacar los ahorros que contenía, ¡¡Pobre Mrs. Piggy!! Ahora, adolorida, maltrecha y remendada, vuelve a laborar como marranita de ahorros. ¡¡Esa es la vida de una alcancía!!
PD: En homenaje a mi marranita de ahorros Mrs. Piggy (QEPD)
PD: Gracias a Sebas mi blog ahora está más completo aunque Piggy no se encuentre con nosotros.
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